EFEMÉRIDES: 24 DE ABRIL DE 1880 INMOLACIÓN DEL “TENIENTE CORONEL PEDRO RUIZ GALLO”, PATRONO DE LA INGENIERÍA.

El 24 de abril de cada año los peruanos recordamos el fallecimiento del teniente coronel Pedro Ruiz Gallo. Esta fecha tiene el objetivo conmemorar a quien fue un inventor peruano, considerado como uno de los precursores de la aeronáutica moderna y a su vez patrono del arma de ingeniería del Ejército peruano. 

1Nació el 24 de junio de 1838 en el distrito de Eten, Chiclayo.  Fue hijo del coronel español, Pedro Manuel Ruiz y de Doña Julia Gallo. Realizó sus estudios escolares en su ciudad natal. Desde muy pequeño iba mostrando grandes condiciones para las artes manuales, como también demostrando destreza para la música, donde llegó a dar solventar sus gastos y así pagar sus estudios.

Con apenas 18 años trabajó como relojero, luego viajaría a la ciudad de Lima. Dos años después, a la edad de 20 años ingresó al Ejército, donde realizaría una estupenda carrera. En 1856 ocupó el cargo de capitán ayudante de la Prefectura de Amazonas construye dos relojes para las ciudades de Lomud y Chachapoyas.

A causa de la epidemia de la viruela incursiona en la medicina en el año de 1856. En aquella labor consigue descubrir una vacuna que salvaba la vida de miles de personas, siendo considerado como el médico militar salvador. En 1866 participo en el combate 2 de mayo bajo las órdenes General Prado.

El 6 de diciembre de 1870 a las 12 de la noche inaugura el reloj del Parque de la Exposición monumental obra del inventor e ingeniero peruano, cuya construcción le tomo cuatro años y tuvo un costo de mas de 31 mil soles de plata de 9/10 financiado en parte por el Estado y Pedro Ruiz Gallo. 

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En lo alto de todo el reloj había un asta de bandera y la estructura estaba pintada de color marfil y sus partes más saltantes estaban doradas a fuego. Debe consignarse que todos los cuadros también habían sido pintados por el mismo Ruiz Gallo.

La descripción que hace de esta maravilla de la ingeniería el historiador Jorge Basadre nos dice mucho de la calidad de esta obra:

“El reloj estaba constituido por cinco cuerpos. El primero, que era el central, comunicaba el movimiento a todos los demás y daba las ho­ras. El segundo marcaba los cuartos de hora, las medias ho­ras, los minutos y segundos. El tercero señalaba los días, los meses, las cuatro estaciones, los años, los siglos, las fases de la luna y el curso del sol. En el cuarto cuerpo, mediante un engranaje que ponía en movimiento a doce cilindros de cinco metros de largo por dos de ancho, se presentaba —cumplida cada hora del día— un cuadro de la historia del Perú. Finalmente, el quinto cuerpo movía un mecanismo para reproducir dos escenas fundamentales: la primera, a las cinco de la mañana, en que se izaba el pabellón nacional; la segunda, a las cinco de la tarde, en que era arriado. En ambas, dos centine­las en miniatura ponían las armas al hombro, mientras un en­granaje de campanas dejaba escuchar, con gran sonoridad, el Himno Nacional.

El frontis del reloj medía once metros de altura por die­ciséis de ancho, con un espesor de cinco metros. La obra des­cansaba sobre doce columnas de madera tallada acompañadas por igual número de soportes de hierro y de madera, que ha­cían de ella un edificio muy sólido.

En los diferentes mecanismos que tenía el reloj, se con­taban 5,198 piezas y en el frontis y en los aparatos anexos a las máquinas habían 5,578. La construcción duró cerca de seis años y en ella se gas­taron 31,334 soles; Ruiz Gallo recibió del Estado solamente la suma de 21,000.

Una balanza reemplaza al péndulo de que hasta hoy se ha­ce uso en la relojería. Dicha balanza, con un registro para re­gular el movimiento y una compensación para evitar el efecto de los cambios de temperatura, tenía la ventaja de no ocupar el espacio que necesitaría la amplitud de la oscilación de un péndulo. La balanza en vez del péndulo fue invención exclu­siva de Ruiz Gallo.

Pero lo más sorprendente en el reloj era el funcionamiento del tambor de la quinta máquina. Cuando marcaba en la es­fera horaria las cinco de la tarde, veíase arriar, (como ya se ha indicado), en la parte superior del reloj, el pabellón nacional e inmediatamente presentábanse dos centinelas que hacían con sus armas los honores de ordenanza, al mismo tiempo que el órgano —que era uno de sus mejores ornamentos— dejaba oír el Himno peruano. Al terminar la segunda estrofa, se arria­ba automáticamente la enseña, desaparecían los centinelas y el aparato quedaba preparado para repetir sus funciones al día siguiente. 

Atrayentes eran también los doce cuadros históricos pin­tados por el autor para evocar hechos saltantes de la historia patria. Hallaba en ellos el pueblo —en cada hora— la presen­tación de una escena memorable. El primer cuadro evocaba la fundación del imperio de los Incas. Veíase a Manco Capac y Mama Ocllo en el cerro de Huanacaure. A la derecha se contemplaba el lago Titicaca de donde vino Manco. A la iz­quierda se divisaban las montañas y la llanura inculta en que se fundó el Cuzco. En la parte inferior estaban los secuaces y prosélitos del Inca y su ayllu, en el acto de presentarlo como hijo del Sol a la crédula multitud. El segundo cuadro simbo­liza la grandeza del imperio incaico: Huayna Capac y el tem­plo del Sol. El tercero evocaba la llegada de los españoles y la expedición hasta Cajamarca. En el cuarto cuadro se podía ver la prisión del Inca Atahualpa y las fuerzas de Pizarro aco­metiendo a los indios en la plaza de Cajamarca. El quinto cuadro se refería al sitio del Cuzco y a los esfuerzos de Cahuide para defender la fortaleza de Sacsahuamán. Los cuadros 6, 7, 8, 9, 10 y 11 representaban el sacrificio de Túpac Amaru en la plaza del Cuzco, la captura de la Esmeralda, la jura de la Independencia del Perú en Lima el 28 de julio de 1821 y las jornadas de Junín, Ayacucho y del 2 de mayo de 1866 en el Callao. El duodécimo y último cuadro estaba dedicado a la administración de Balta. Aparecía allí el Presidente teniendo ante sí el mapa del Perú para decretar obras públicas y mejoras en todos los departamentos. Habían en la misma escena varias alusiones a las artes, las industrias, los caminos y la navegación. Todos estos doce cuadros verificaban una revolución completa durante las veinticuatro horas del día.

Un periódico limeño de la época decía lo siguiente: “Para llevar el señor Ruiz a cabo esa obra necesitaba ser mucho más que un relojero. De lo que menos hay en esa maravilla es de reloj. Allí el hombre ha debido ser astrónomo; músico, cons­tructor de instrumentos musicales, pintor de historia, automatista. No se puede formar una idea sin estar delante de esa inimitable creación del genio de un solo hombre”.

Cerca de diez años permaneció el reloj a la vista del pú­blico en la Exposición, entonces el lugar más concurrido de Lima.” (Basadre, Jorge. 1968-70. Historia de la República del Perú. 6ta. ed. Lima: Editorial Universitaria.)

Dos años después publica el folleto que llevaba por título “Estudios Generales sobre la navegación aérea y resolución de este importante problema”. Este escrito trata de los globos aerostáticos, durante aquella época diseña un aparato llamado “El Ornitóptero”, que tenía forma de ave y funcionaba como un motor.

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La escuadra chilena bloqueó el puerto del Callao y el Gobierno lo comisionó cuando decidió ofrecer servicios para la construcción de torpedos que tenía dispositivos mecánicos que sería estallado al contacto con los barcos contrarios.

El 24 de abril de 1880 la obra estaba muy avanzada, casi terminada, cuando de pronto en un descuido, uno de sus torpedos explota matando a este gran inventor.

ÁREA DE PRENSA

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