EFEMÉRIDES: 14 DE FEBRERO DE 1995 COMBATE DE TIWINZA – CONFLICTO CON ECUADOR

Nuevo Logo del CEHMP

El 13 de febrero, el Ministerio de Relaciones Exteriores hacía conocer que el Perú declaraba unilateralmente el cese de fuego en la zona de enfrentamiento con el Ecuador; a partir de las 1200 horas de Lima y Quito del día martes 14 de febrero de 1995. (Chiabra, 2014, p. 84).

Declarado el cese de fuego unilateral, el Ecuador aceptó, aunque continuaron los ataques desde Coangos, Banderas y Mirador.

Tres días después, ambos países firmaban la “Declaración de Paz de Itamaraty”, que establecía el retiro de las tropas y la llegada de observadores a la zona de conflicto.

Sin embargo, días después, serían atacados Tiwinza, Base Sur y Cueva de los Tayos. (El Comercio, Plaza Janés, 2001, p. 89).

Analizada la situación por el Estado Mayor, se tenían fuerzas ubicadas en las alturas que rodeaban la cota 1061. Se tenía que hacer un esfuerzo más: “Una nueva acción ofensiva sobre la cota 1061 (…). La hora establecida para la acción ofensiva sobre la cota 1061 era las 06:00 horas, es decir, al amanecer del 22 de febrero.

Las patrullas tenían que tomar su dispositivo de ataque entre el 19 y 21 de febrero. (Chiabra, 2010, pp. 91-92).

Roberto Chiabra (derecha), durante la guerra del Cenepa

El 22 de febrero, un grupo de comandos peruanos atacó sorpresivamente el denominado Falso Tiwinza 1061), capturándolo.

Aquella operación militar traería repercusiones, particularmente en las fuerzas del adversario. (Moncayo, 2011, p. 205).

Se adoptó el siguiente dispositivo de ataque: Con una patrulla en seguridad [para] aislar el campo de batalla, dos patrullas de asalto para la conquista del objetivo y tres patrullas de envolvimiento para cortar la retirada del enemigo.

Héroes del Cenepa. (Foto: CARETAS – VICTOR CH.)

A las 1030 horas se realizó el ataque en forma violenta y por sorpresa, tomando la posición de morteros, el puesto de comando y comunicaciones enemigas.

Tuvieron más de 41 bajas en toda la zona y se  obtuvo abundante material bélico; paralelamente, la patrulla instalada en posición de emboscada aniquiló a una patrulla enemiga y capturó un prisionero de guerra. Ese fue su “Miércoles Negro”, en el cual, según su misma versión, ese día tuvieron la mayor cantidad de bajas de todo el conflicto […]. (Alatrista, 2013, p. 31).

Aquel episodio se convirtió en un hito histórico para las Fuerzas Armadas del Perú, particularmente en el Ejército y de manera especial para los comandos, marcando el comienzo del fin del conflicto.

No obstante, la artillería ecuatoriana continuó disparando sus fuegos desde su territorio, dando la  impresión de que continuaban combatiendo en suelo peruano.

Por su parte, las minas antipersonales continuaron produciendo bajas entre nuestros soldados, mientras que la guerra sicológica persistía en afirmar por el lado de nuestro contendor, que aún estaba bajo su poder aquel espacio fronterizo (CPHEP, 2001, p. 361).

Sobre este último aspecto, es menester reconocer el buen manejo de las operaciones sicológicas desarrolladas por las Fuerzas Armadas ecuatorianas, a diferencia de la nuestra “que no se hacía notar”. (Canorio, 2020, p. 161).

Paradójicamente, y mientras nuestras fuerzas militares combatían en la frontera norte, por su parte Sendero Luminoso aprovechaba hábilmente la coyuntura para continuar ejecutando sus actos de terror en contra de la población, como ocurrió por esos días en uno de los caseríos de Tingo María. (La República, 27 de febrero 1995).

Finalmente, el 28 de febrero de 1995, los mandatarios de Perú y Ecuador firmaron la Declaración de Montevideo que puso fin a las operaciones militares y dieron paso a la fase diplomática, la que se prolongó hasta al 26 de octubre de 1998, fecha en que se firmó en Brasilia el Acuerdo Global y  Definitivo, con el cual se logró el cierre definitivo de la frontera. (El Comercio, Plaza Janés; 2001, p. 89).

Durante el conflicto de 1995 nuestras Fuerzas Armadas, particularmente el Ejército, pondrían en ejecución “operaciones tácticas ofensivas en el Alto Cenepa, sin sobrepasar la línea de frontera, para desalojar a las fuerzas ecuatorianas infiltradas, a fin de preservar la integridad territorial”. (Chiabra, 2010, p. 47).

Aquella vez, el soldado peruano cumplió con la misión encomendada: Defender la integridad territorial, a pesar de la adversidad.

Héroes del Cenepa. (Foto: CARETAS – VICTOR CH.)

Los oficiales, técnicos, suboficiales y personal de tropa de nuestro Ejército, además de combatir en la frontera norte en defensa de nuestra integridad territorial, también cumplieron misiones logísticas,  sanitarias, incluso participando en la búsqueda y recuperación de aquellos que volaron a la gloría combatiendo en medio de la selva, como sucedió con los pilotos de la FAP. (Alvarado, 2019, pp. 27-28).

Importante labor también cumplió nuestra sanidad militar, cuyos integrantes desarrollaron verdaderas proezas médicas en medio de la espesura de la selva, al igual que los Yachis, connacionales de la comunidad amazónica que colaboraron con nuestras tropas como guías y personal de abastecimientos.

Mención aparte merece, por su épica actuación, nuestra Aviación del Ejército en el Teatro de Operaciones. (IEHEP, 2020, pp. 57-59).

Concluida la contienda, firmada la paz y extrayendo lecciones de nuestra historia, en este nuevo milenio los Ejércitos del Perú y Ecuador afrontan de manera conjunta los nuevos desafíos y amenazas que  impone el presente siglo, entre los que destacan los efectos del cambio climático y los desastres naturales que cada cierto tiempo afectan a nuestras poblaciones.

El apoyo entre ambos Ejércitos frente a aquellas amenazas comunes, ha quedado reflejado en los últimos años.

ÁREA DE PRENSA

Fuente: Libro del BICENTENARIO DEL EJÉRCITO DEL PERÚ REPUBLICANO 1821 – 2021
This entry was posted in Uncategorized. Bookmark the permalink.

Leave a comment